domingo, 20 de febrero de 2011

3. Hayley: Encuentro.

Las veía hablar con mucho entusiasmo, y me volvió a salir una sonrisa. Decidí ir a por algo en la barra para hacer tiempo, así que fui hacia la barra; pasé por delante de ellas y una me observó atentamente. Al llegar a la barra, me las quedé mirando. Susurraban algo por lo bajo y me miraban de reojo.
-Bueno, ¿qué quieres?
Me giré bruscamente. Un chico rubio, bastante guapo me estaba mirando. Vi que se llamaba Colin.
-Bueno, Colin, quiero una Fanta de naranja sin hielo.
-Voy.-Se quedó un rato mirando a las dos chicas de la mesa-
-Perdona, ¿sabes por casualidad quién son esas chicas de allí?
-No, lo siento. Toma, aquí tienes-me dijo con una sonrisa en la cara-1,75, por favor. Pero la de la camiseta de tirantes…
-¿Qué?
-No, nada.
-Ah, bueno.
Pago la Fanta y vuelvo a buscar sitio. Al pasar por delante de ellas otra vez, una me paró cogiéndome del brazo.
-¡Dios mio! ¿és ese un bolso de Gucci de edición limitada 2010 con tan solo 200 existencias en el mundo?- me dijo emocionada y me miró con una sonrisa en la cara.
Me quedé parada. Le sonreí al responder:
-Sí, sí que lo es. Mi madre me lo consiguió hace un tiempo.
-¡Me encantaaaa!
-Bueno, mi madre tiene contactos. Por cierto, ¿vais al instituto di Brera?
-Sí, ¿Por qué?-Salta la chica de los tirantes; había estado callada todo el rato.
-Creo que os he visto este mediodía- y les describí como iban vestidas al mediodía y les conté que yo también iba a ir.
Un camarero que pasaba rápido por allí chocó conmigo, y me dijo:
-Perdone, pero está usted en medio.
-Perdone, pero déjeme en paz, ¿quiere?-le suelto.
El camarero se fue a regañadientes.
-Ven, siéntate.
-¿Seguro? ¿No molesto?
-No, no, al contrario.-me dijo la del bolso-Soy Dianna.
Dejé el bolso en la silla que sobraba, y me senté dejando la Fanta en la mesa.
-Encantada, yo soy Hayley.
-Yo soy Katie.
-Encantada también, Katie.
-Pobre camarero, ¿no crees?-me dice Dianna.
-A mí me da igual. No era el rubio ese que hay en la barra.
Katie vuelve en sí.
-¿El rubio?-me mira.
-Sí, no paraba de mirar hacia aquí, y he preguntado por vosotras porque no paraba de miraros… Cuando iba a pagar, ha dicho no se que de la chica de los tirantes, y creo que eres tú la chica.
-¿Y luego que ha dicho?
-Nada, se ha callado y me ha cobrado la Fanta. Es guapo. Bueno, acabo de llegar a la ciudad, así que podéis contarme un poco sobre Milán.
-Por supuesto
Jessica empezó a describirme sitios de Milán. Al principio, le seguía el hilo muy interesada, pero al ver de reojo a la que se llamaba Katie me despistaba; no paraba de hacer gestos raros, hasta que vi que se los hacía al chico de la barra. Me cayó bien desde el principio Dianna; era simpática, agradable y muy habladora; parecía conocer Milán como la palma de su mano. En cambio Katie, parecía su polo opuesto; más sencilla, independiente, pero también parecía divertida y se lo estaba pasando bomba haciendo gestos al camarero llamado Colin. Y me sorprendió mucho que siendo tan diferentes fueran tan amigas. Me gustó mucho la idea.
-...y un buen sitio para ir a comprar es Corso Vittorio Emanuele con Piazza San Babila, ¿no Katie?
-¿Qué? Sí, sí...
-¡Qué nombre más largo! Bueno pues ya me pasaré por allí. Espero que haya marcas como Gucci...
-¡Pues claro que sí!
Me empiezó a sonar el teléfono, con la canción de Bumpy ride, de Mohombi. Contesté a la primera, mientras Dianna y Katie hablaban de algo.
-¿Sí?
-Mamá dice que dónde estás-es Ángelo, con mal humor-dice que vengas.
-¿Y por qué me llamas tú?
-Porque ha vuelto a perder el móvil, y además ¿tienes algun problema si te llamo yo?
-Sí, muchíssimos.
-Déjame, ¿quieres? no me toques los...
Ya había colgado. Miré la hora; las doce.
-Perdonad pero es que me tengo que ir, que mi madre me mata. ¿Sabéis por casualidad dónde esta la calle Via Corso di Génova?
-Por supuesto,-.me dijo Katie.
Me dieron las indicaciones y me despedí de ellas con un par de besos en la mejilla.
-Mañana nos vemos, ¿no?
-Sí, hasta mañana.
-Adiós.
Me fui hacia la puerta. Me giré para verlas y despedirme por última vez pero cuando lo hice ya estaban hablando de algo.
Al llegar a casa, mi madre me preguntó que había estado haciéndo.
-Nada, vaguear.
-De acuerdo, buenas noches. Tu padre y tus hermanos ya están en la cama.
-¿Y tu?
-Estoy buscando mi telefono.
-¿No te lo habrás dejado en otro bolso?
-¡Pues claro! Esta mañana me lo he cambiado... Gracias, cariño.
-De nada, buenas noches.
Al subir, me topé con mi hermano mayor.
-Cuando te he llamado, parecía que estuvieras en un bar o algo así.
-Sí, y ¿qué?
-Nada.
-Pareces tonto.
-Y tu tambien.
-Pero lo tuyo es un problema muy grave. Lo mío no.
-Vigila lo que dices, y lo que haces... se me pueden escapar varias cosas de ti a papá y a mamá.
-Yo también lo puedo hacer.
-Yo sólo te aviso, niñata.
-Subnormal.
Se empezaron a oír pasos en las escaleras. Venía mamá. Nos hicimos una mirada amenazadora antes de entrar de puntillas en nuestras respectivas habitaciones.



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