miércoles, 13 de julio de 2011

5. Dianna: Olor a vainilla

El autobús tarda más de lo normal en llegar. Son las ocho de la mañana y aun no ha llegado. Katie tampoco está. Le envio un mensaje a su bb "¿Dónde estás?" pero no contesta. El autobus llega por fin y subo. Cojo el ipod y empieza a sonar la versión de Glee "Last Christmas". Es una de mis canciones favoritas de Glee. Está cantada por los protagonistas, Finn y Rachel y cuando cantan al unisono sus voces conectan de tal manera que me encanta.
Una vez en el instituto vuelvo a mandar el mismo mensaje a Katie. Es muy raro, ¿que le habrá pasado? Entonces veo a Hayley saludandome con la mano. Voy hacia ella. Le doy dos besos.
- ¿Que tal?- me pregunta
-Muy bien- respondo- ¿Has visto a Katie?
- No, pensaba que vendría contigo como siempre.-
Entonces sonrie y saluda a no se quién. Me giro y al ver que saluda es un chico en moto supongo que es su hermano. Se quita el casco y verifico que es el. Lleva una chica detrás, ¿quien será?
- Mira Hayley, tu hermano se ha hechado novia- digo
No responde solo se limita a intentar descubrir de quien se trata.
La chica se quita el casco también y veo que se trata de Katie.
-¿Katie?- me sorprende bastante, sobretodo porquè apenas sabia que se conocian.
- ¡Dianna, Hayley! ¡Hola chicas!
Se acerca y nos da dos besos. No le da tiempo a abrir la boca para decir nada más porque suena el timbre. Nos despedimos porque ninguna de las tres coincidimos en ninguna clase. La llegada de la hora del descanso se hace larga y aburrida como cada día. Por fin llega.
Salgo de clase y me dirijo a la cafetería. Allí espero a Katie y a Hayley. Entonces me encuentro con Gin. Le saludo y nos damos dos besos. Me recuerda lo del pase de modelos y criticamos a la nueva profesora de italiano. ¡Es una borde! Y luego le comento el ridiculo peinado que lleva el profesor de griego. Acabamos riendo a carcajadas.
- ¿De que ríes Dianna?- dice Katie
- Ah de...- intento hablar pero Gin me interrumpe.
- De nada que te interese- responde ella
Katie se propone a decirle algo pero decide ignorarla y me comenta:
- Tenemos que hablar, cuando acabes ven, estoy con Hayley en esa mesa
- Vale ahora voy para allí.
Se dirige para allí y yo me quedo un rato hablando con Gin. Después me siento en la mesa con Katie y Hayley. Por desgracia no me da tiempo a que katie me cuente eso tan importante ya que se acaba el descanso y toca volver a clase.
Las otras clases se pueden definir como las primeras, aburridas. Pero a las 14.00h, puntual como siempre, suena mi querido timbre. El que me salva de las garras del aburrimiento. Me despido de Hayley y salgo huyendo de allí junto a Katie. Quiero que me cuente lo que ocurre con Angelo. Esta tarde solo haré el vago
En el autobus le pregunto intrigada por lo ocurrido:
- ¿A ti que te ocurre con Angelo?
- Nada que esta mañana me ha traido en moto.
- Hahahaaha ya lo he visto! Que fuerte.
-Si porque he perdido el bus. Lo siento por cierto.
- Eso que me has dejado tirada- digo en broma.
- Anda mujer, que seguro que sin mi no te las arreglas nada mal.
- Haha, era broma. ¿Y que, te has liado con él?
- No, aun no.
Nos miramos y empezamos a reír. Las dos sabemos que en cualquier momento conseguiría liarse con el.
- Pero te gusta de verdad o solo como un rollo más
- Quien me ha gustado de verdad, Dianna? Solo uno, ninguno más...
- Es cierto...........
La conversación se volvió incomoda al recordar a Kevin. Pobre. Decidí cambiar rápidamente de tema.
- Bueno y que tal las clases?
Por suerte sonrió y me empezó a contar una anécdota de su clase de química.
Cuando llegamos nos separamos y nos fuimos cada una en dirección contraria. Me pongo el ipod y sale una de mis canciones favoritas, una de Pitbull y Ne-yo, Give me everything. Me encanta esta canción. Escuchando una canción tras otra llego a mi casa.
Una vez dentro me caliento unos macarrones. Cuando he comido me voy a mi habitación a ver un poco la televisión.
Estoy un buen rato haciendo zapping y oigo como llega mi madre. Bajo corriendo a saludarla. Me abraza y me pregunta como me ha ido la mañana. Me limito a decir que ha sido bastante aburrida. Ella se ríe y me comenta que cuando mi padre fuera a buscar a mi hermana iríamos a presentarnos a unos nuevos vecinos. Me dice que residen en la casa contigua a esta. Mis padres siempre son muy educados y se presentan a los nuevos vecinos. Creo que es la razón por la cual me conoce todo el vecindario.
Cuando llega mi padre con mi hermana nos dirigimos a la casa de al lado para conocer a los nuevos vecinos. Mi madre lleva una de sus tartas de chocolate (están deliciosas). Mi padre pica el timbre y al ver que van a abrir mi hermana, vergonzosa, se esconde tras mi madre. Abre una mujer, no mucho más alta que yo, de mediana edad, no mas de cuarenta-y-cinco. Es rubia teñida y sus ojos están remarcados con un lápiz de un violeta oscuro. Nos saluda y nos dice:
- Hola soy Paola, sois los vecinos de al lado, ¿no es así?
- Correcto y hemos venido a daros la bienvenida, hemos traído un pastel- dice mi madre amablemente- soy Michele y ellos son, Liam, mi marido y Dianna y Bianca mis dos hijas.
- Encantada, pasad por favor- dice sonriendo.
- Muchas gracias- dice mi padre.
Pasamos y Paola llama a su marido:
-Cariño, han venido los vecinos de al lado- dice casi gritando
-Ya bajo- se oye una voz masculina.
Nos hace un gesto para que la sigamos y nos lleva hasta el comedor. Hay muchas cajas, seguramente de la mudanza. Nos sentamos en un sofá, que aun mantiene el plástico transparente que lo envuelve, tal cual se lo mandó la tienda. 
- Siento todo el lío, aun estamos de mudanzas, ¿queréis tomar algo?.- mi madre asiente y Paola frunciendo el ceño grita - Peter baja ahora mismo.
- Si!- se oye otra vez esa voz masculina
La estructura de la casa es idéntica a la mía. Solo que no está amueblada y las paredes sin pintar. De golpe se oye como baja alguien las escaleras. Es un hombre que aparenta un poco mas que Paola. Tiene el pelo negro con un buen numero de canas. Va arreglado con traje y corbata.
- Hola, soy Peter, su marido, siento haber tardado, estoy intentando que buscar unos documentos importantes entre las mil cajas de la mudanza
- Es que es administrador y estamos aqui porque le han trasladado- dice Paola y seguidamente le da un beso en la mejilla.- Yo soy abogada y por suerte puede conseguir también el traslado.
- Yo soy diseñadora de moda y mi marido dueño de una agencia publicitaria.- dice mi madre
Paola se dispone a decir algo pero la voz de un chico le interrumpe.
- Mamá, no encuentro la Xbox, en que caja la has dejado.
Es un chico de mas o menos mi edad, rubio oscuro , con ojos de color miel y una sonrisa encantadora, muy guapo a primera vista. 
- No lo se, creo que está en una caja que pone juegos. Perdonad este es mi hijo, Justin.- nos dice- Cariño, estos son los vecinos, que han venido a presentarse.
- Ah, hola, encantado.
Mi madre otra vez nos presenta y nos da a todos dos besos. Después Peter me pregunta:
- Y vosotras, cuantos años tenéis?
Mi hermana timidamente dice:
- 9 pero cumpliré 10
- Yo tengo 16 y hago 1º de Bachillerato- digo
- Mira igual que Justin- dice Paola y este me sonríe
Entonces suena el móbil de mi padre. Es un mensaje. Lo lee y seguidamente dice:
- Perdonad, pero debo ir al trabajo, hay algunos problemas y he de solucionarlos. 
- Bueno ya mejor nos vamos todos y ya quedaremos otro día para hablar- dice mi madre.
- Eso eso, volved cuando querais y gracias por el pastel.- dice Paola
Se dan dos besos entre ellos y Justin se vuelve hacia mi, me sonríe y me da dos besos para despedirse. No se porque pero cuando sus labios entran en contacto con mi mejilla me viene una sensacion estraña pero agradable. Su pelo huele a vainilla. Me doy dos besos con sus padres y marchamos de la casa.
Paso el resto de la tarde vagueando, no hago los deberes. Por la noche llamo a Katie y le cuento que tengo nuevos vecinos y ella me cuenta que un tal Marco muy pesado le tira la caña por el facebook. De mientras hablo con Hayley por el chat de la bb y comentamos sobre Katie y Angelo y lo ocurrido.  Hago los pocos deberes que tengo y me llaman para cenar.
Hay arroz al curry, a mi padre le sale de maravilla. Mis padres comparten opiniones sobre los nuevos vecinos y mi hermana se dedica a molestarme diciendo tonterías de niña pequeña como: Te gusta el vecino o seguro que seréis novios y os daréis besitos. Siempre que conocemos a algún chico de mi edad hace lo mismo. No tiene remedio.
Al acabar de cenar me hago una ducha rápida y me meto en la cama con el ordenador a ver un nuevo episodio de Glee. Veo que son las doce pasadas y decido meterme en la cama para intentar dormir un poco. Pero al no poder dormir me pongo a escuchar musica y ya casi dormida me doy cuenta de que con la musica encendida toda la noche se me acabará la batería del ipod. Pero ignoro este pensamiento y por fin la parte consciente de mi cerebro desconecta.

martes, 12 de julio de 2011

4. Hayley: 1er día.

Abrí los ojos. Era ya de día. Tenía las sabanas pegadas a mi cuerpo por el sudor. Por mi cabeza pasaban imágenes borrosas de la noche anterior. Miré el reloj: las 6:30. Mis padres ya se habrían levantado. Me costó levantarme pero lo hice: hoy era el primer día de clase. Bueno, en verdad el segundo para los demás estudiantes. Cogí mi albornoz de la silla y fui hacia mi baño. La ducha acabó de despertarme del todo; después, me dirigí a mi fabuloso armario; sonaba la canción de Secrets, (one Republic) y me decidí poner unos pitillos y una camiseta asimétrica oscura, a conjunto con unos peep-toe negros. Como complementos, me decidí por mi anillo plateado y unos pendientes de aro del mismo color, y como no, mis Rayban oscuras. Me miré tres veces al espejo para asegurarme de que no llevaba nada mal combinado y bajé a la cocina: eran las 7:05. Hoy había huevos fritos, salchichas y pan para celebrar nuestro primer día de curso, aunque yo me decanté por unos cereales con leche y un zumo de naranja.
-¡Buenos días!
-Buenos días a todos.
Àngelo comía con afán su comida, al igual que Maxi. Estaban hambrientos, y se les notaba. Papá se iba en ése momento.
-Adiós, hijos que os vaya bien el día.
-Adiós papá.-respondimos todos.
Mi padre nos dio un beso en la mejilla a todos y luego besó con cariño a mamá. Luego cerró la puerta de la cocina y todos oímos de fondo la puerta de la calle como se cerraba.
-Hayley, ¿puedes acercar a Maxi al colegio? Es que aún no tengo coche.
-Claro, mamá.-en ese momento ya me había comido mi desayuno. Dejé el bol y el vaso en la pica y le dije a mi hermano-Vamos enano que llegaremos tarde.
-Sí, ¡qué bien! ¡Por fin subiré a tu moto!
-Bueno, vale pero estate quieto. Adiós mamá. Adiós, Àngelo.
-Adiós.
Cogí mi bolso y las llaves de la moto. Al salir, le di mi casco a Maxi, que se lo puso la mar de contento.
-Agárrate, feo.
-Vale, ¡pero no me digas feo!
Me subí a mi moto, con Maxi agarrado a mi cintura, y la encendí. Salí del garaje y me perdí entre el tráfico de la ciudad. Las calles estaban llenas de estudiantes que iban al instituto; Maxi y yo nos reímos de la pintas de alguna chica que pasaba por el paso de peatones cuando estábamos en el semáforo. Hablamos de empezar en un sitio nuevo, de nuevos amigos, del deporte que hará en la nueva escuela… Y llegamos. Le doy un beso en la mejilla ante todo el mundo para hacerle enrabiar, pero sé que me perdonará: nos llevamos bastante bien. La escuela está llena de niños que gritan, que corren, que lloriquean… que estrés. Maxi se va hacia el que es su grupo escolar y cuando veo que empieza a hablar con otros chicos arranco la moto y me voy hacia mi escuela. Son las 7:47. Me da tiempo de sobras.
Cuando llego solo han pasado 5 minutos. El instituto está lleno de estudiantes con libros, mochilas… me dirijo al aparcamiento de vehículos, donde dejo mi casco enganchado a la moto. Al coger el bolso, se me caen las llaves de casa en el suelo, pero cuando voy a agacharme, una mano es más rápida que la mía y las coge antes que yo. Miro sorprendida a quién tengo delante: es un chico.
-Hola.
-Eh… hola, supongo-respondo.
-¿Cómo que supones?-me contesta con una sonrisa-¿Eres nueva?
Me fijo más en él. Es moreno, tiene los ojos verdes, y parece fuerte y robusto. Y un poco pesado.
-Eh…sí supongo que sí.
-¿Supones mucho, no?
-Sí.
-Vale, ¿quieres que te enseñe el colegio?
-Ni siquiera sé cómo te llamas… ¿Cómo puedo confiar en ti?
-Mi nombre no es importante.
-Bueno, pues a mí sí me importa. ¿Cómo quieres que te hable?
-¿Quieres que te enseñe el colegio?
-Ya me estás cambiando de tema. Pues no quiero, gracias. Me espabilaré muy bien yo sola.
-Está bien, está bien…adiós desconocida.
“Adiós pesado” murmuro para mis adentros mientras me giro. Sé hacer muy bien las cosas yo solita. Entonces me acuerdo de algo, y me giro para hablar con el chico que estaba hablando conmigo pero ya no está.
-Mierda, tiene mis llaves de casa. Al entrar en la escuela estoy muy desorientada. Tengo un mapa en las manos pero no entiendo nada de nada; solo descifro en ese montón de letra apretada que mi taquilla está en el pasillo B, que es la número 24 y que mi contraseña es 12214. Lo demás me da palo leerlo. Mientras me dirijo hacia el pasillo "B". Diviso a la que parece ser Katie en el pasillo. La verdad es que me tranquiliza que esté allí. No conozco a nadie más y Jess parece que no está cerca.
-¡Hey!-me saluda.
-Hola-respondo con una sonrisa.
-¿Cómo va todo?
-Bien, bien. Estoy buscando mi taquilla-en verdad ni me había planteado buscarla.
-Uff, dime qué número tienes.
Rebusqué en los papeles hasta ver que mi taquilla era la 259.
-Tengo la taquilla 259.
-¿Ah sí? Yo tengo la 257. ¿Y te acuerdas de Jess? Ella tiene la 255. Sígueme.
Katie me marea por los pasillos. Me topo con gente que se me queda mirando como si fuera un extraterrestre. Ella sigue impasible al resto de miradas. Voy dejando una multitud de ojos clavados en mi nuca detrás hasta llegar a las que serían nuestras taquillas. Pongo la combinación correspondiente, y al abrirla veo lo deprimente que es: tendría que traer fotos o algo por el estilo si no quería que cada mañana al abrirla me deprimiera. Lo primero que haría sería colocar un grande espejo en la puerta para poderme arreglar entre horas. ¡Odio que la raya de los ojos se me difumine! Katie está mirando su bb cuando acabo de dejar los libros innecesarios en mi “taquilla”.
-Pásame tu pin-le digo señalando el teléfono.
Me va dictando los dígitos y letras.
-Ven, vamos a hacernos una foto juntas.- me dice sacando la bb y acercándose hacia mí.
No sé exactamente qué pose o qué cara hacer así que opto por una de mis sonrisas normales. Katie és muy guapa, no sé qué hacer para no sentirme inferior. No nos parecemos en nada. Y nos hacemos la foto que rápidamente se apresura a colgar en el facebook. Entonces aparece Jess. ¡Qué alegría! Otra cara conocida...
-Hola Hayley, pásame tu pin de la bb.
-Claro, mira, es este.-Se lo deletreo.-alguien del pasillo me empuja al pasar.
-Perdona, ¿Sabes dónde está clase de historia?
-¡¿Haces clase de historia?! Como yo-me responde muy contenta.
La verdad es que me caen muy bien Katie y Jess. Había llegado a pensar que me pasaría el 1er trimestre sola, pero no había sido así por suerte.
Nos dirigimos a clase de historia no sin antes despedirme de Katie. La clase consiste en la Revolución Francesa aunque no presto mucha atención ya que me la sé de memoria. Hablo con Katie y con Jess nos vamos pasando notitas en clase: tiene una letra bastante peculiar, pero me gusta. Cuando estoy explicando a Katie sobre dónde había vivido, que éste colegio no estaba tan mal, me pregunta por la familia: le digo que tengo dos hermanos, uno mayor que yo y otro menor. Me sale una solicitud de amistad. Nombre: Fabian. Acepto.
“Hla, levnta la cabza, dscnocida”
Y lo hago. Veo a un chico, al otro lado de la clase sonriéndome. Es el mismo que el del aparcamiento. Tiene algo en una mano: mis llaves de casa.
“Vas muy mudada xa ir al cole,¿ no?”
Respondo:”Voy como quiero.qin t a dado mi pin?”
“Nadie. Lo e oído por ahí…”
“Tu me as empujao n l pasillo!”
“quieres ts llaves? Pues ven a bscarlas…”
Se acaba el incordio de clase. Cuando Dianna no mira me voy al chico, Fabian.
-Bueno, mis llaves.
-Pero qué borde puedes llegar a ser…
-Sólo quiero mis llaves. Me has dicho que venga y he venido.
-Bueno, toma…
Le arranco de la mano las llaves y me voy.
-Adiós, ¿eh? Ya nos veremos.
Pero qué morro tiene la gente… Me voy hacia el pasillo cagándome en el tío ese… ¿cómo se llamaba? Ah sí Fabio… ¡no! Fabian…bah… ¡qué rabia!
Al salir de clase Dianna y yo vamos hablando de cosas simples hasta que divisamos a Katie en la máquina de bebidas.
-¡Hola chicas!-nos dice Katie.
-¡Hola Katie!-respondo con entusiasmo.
-Hola- dice Dianna mientras sonríe.
-¿Cómo va todo?
-Acabamos de llegar de clase de historia.
-¿Y cómo ha ido?
-Bien. ¿Cómo lleváis las tardes de ocupadas?-contesto.
-Pues bastante libres, porqué no hay mucho que estudiar, acabamos de empezar el trimestre- explica Dianna.
-Sí, es verdad. ¿Qué calor hace hoy, no?- dice Katie.
-Ya ves.
-¿Queréis venir a mi piscina?-intervengo. Me han caído bien. Quiero que vengan a mi casa un rato.
-¿Tienes piscina?- me pregunta Katie.
-¡Sí!-digo.
-¡Oh, qué bien!-contesta Dianna- ¿Dónde vives?
-En Via Corso de Génova, 8.
-¿A qué hora quedamos?
-¿Os va bien a las 5?
-Estupendo.
Seguimos las rutinarias clases, aunque me distraigo más con la bb que no con otra cosa. Al acabar, dejo las cosas en la taquilla, me voy a por mi moto y me encuentro a alguien detrás de mí. Es… Fabian.
-¿No quieres tus llaves?
-Ya las tengo, gracias-digo sin mirarle y cogiendo mi casco personalizado para la moto.
-¿Tienes que hacer algo esta tarde?
-Sí.
-¿Y mañana?
-También.
-¿Y pasado?
-Mira, para ti tengo todos los días ocupados-le digo subiéndome a la moto-vete a tirarle los trastos a otra gilipollas.
Y me voy dejándole ahí tirado. Al llegar a casa, está Angelo comiendo cualquier cosa en la cocina. Yo me preparo una ensalada y pollo a la plancha. Me siento junto a él.
-¿Qué tal tu primer día de clase?-le pregunto.
-Bueno, podía ser mejor. Pero bien. He conocido un par de tíos y bueno tenían What’sApp así que nos hemos pasado los teléfonos.
-¿Quiénes son? Por curiosidad.
-Luca y Fabian.- ¿Fabian? MIERDA.-este último tiene una bb tope rara. Es de color azul marino.
-¿Ah sí? Qué bien-dije cagándome en el tío.-bueno me voy a cambiar.
-¿Vas a ir a la piscina?
-Sí, y vienen unas amigas así que cuando vengan, las abres.
-Eh, que no soy tu chacho ¿eh?
-Calla.
Me voy a mi cuarto. Las ventanas estaban abiertas. El sol lo iluminaba todo. Me puse mi bañador negro que quedaba fenomenal con mi bronceado y una camisa ligera de playa. Hablé con gente por la bb hasta que me aburrí, así que me estiré en mi gran cama a escuchar música de mi Ipod. De golpe, sonó el timbre. ¿Ya eran las 5? Me esperé a que llegaran mis invitadas mirando el teléfono hasta que entró Katie. Solo Katie. Mi hermano se quedó fuera. Me preguntaba dónde estaría Dianna.
-¡Hola Katie!- sonrío.
-Hola.
Me pongo a dar vueltas en mi habitación buscando mis gafas de sol y la toalla.
-Dianna dice que llegará en 10 minutos- dijo.
-Ponte en bikini que es mejor que vayamos ya para fuera.-digo.
Dejó su bolso marrón y su ropa en mi cama.
-Me gusta tu bikini- dijo.
-Gracias. A mí el tuyo, tienes un buen cuerpo, eh. ¿Qué tienes muchos rollos?-me interesé en saber más de ella.
-Bueno, mi cuerpo no es nada del otro mundo comparado con el tuyo, eh! Y los chicos son como tazos, los colecciono.
Reímos al mismo tiempo.
-¿Y eso?
-Porqué son todos unos capullos.
-Sí, bueno.
-Seguro que tú eres más seria, no creo que te vayan a criticar tanto como lo hacen conmigo.-me dice.
-¿Sí?
-Sí, tienes cara de santa. Seguro que los chicos te irán detrás a pares.
-Bueno, me acabo de mudar y todavía no he conocido a ningún chico.-mentí, pero no sabía cómo explicarle lo de Fabian. Se lo contaría más adelante.
-Yo he aprendido a pensar como uno de ellos, utilizarlos de manera que te den lo que quieres y después dejarlos tirados.
-Anda, mujer, seguro que eso antes no lo hacías.
-No, porque antes estaba enamorada.
-¿Te rompieron el corazón?
-Lo siguiente. Me sentí tan estúpida por haber sido engañada que pensé en hacer lo mismo que me habían hecho. Ahora soy libre para hacer lo que quiera, cuando quiera y con quien quiera. Me gusta estar soltera, pero a veces necesito alguien que me diga que me quiere.
-Bueno, te entiendo.-su forma de pensar me gustaba. Diferente. Radical. Llegamos a la piscina.
-Me alegro de haberte conocido, no pareces la típica tonta. Pareces segura de ti misma, me gusta. Eres muy simpática.
-Gracias. Tú también me has caído bien desde el principio. Una pregunta de curiosidad...
-Dime.
-El camarero de la otra noche, mmmmm…
-Estube con él toda la noche. Dios mío, es genial.
Empezamos a reír. Entonces llegó Dianna. Fuimos las dos a abrirle la puerta.
-Hola- dijo Jess.
-Hola- dijimos a unísono Katie y yo.
-Oye,¿ tengo sed, te importa si cojo un vaso de agua?
-No, tranquila, la cocina está por allí, a mano derecha, sírvete como si estuvieses en tu casa. Te esperamos en la piscina.
-Estupendo, ahora vuelvo-me dice Katie.
Le enseño un poco la casa y nos dirigimos a la piscina Dianna y yo:
-¿Y que, tienes novio?
- No en este momento.
- ¿Y eso? ¡Con lo guapa que eres!
-Yo no pienso lo mismo. ¿Y tú que tal?
-¿ Que tal de que?
- Eres muy guapa. Seguro que te van muchos al detrás.
- Jajajaja, con Katie es imposible, se los lleva todos. Atrae mucho.
- Es que es guapa. ¿Se los lleva todos? No lo parece.
- Tiene mucho éxito, es más abierta que yo. Yo soy algo tímida... y fea.
-¿Fea? Madre mía, tú no te ves bien, si no se fijan en ti es porque vales demasiado y no se atreven a pedírtelo.
- Jaajajaj seguro.
Entonces llega Katie haciendo carrerilla y se tira a la piscina diciendo:
-¡Veniiiiiiiiiiiiid!!!
-¡ Voooooooooooooy!- chilla Dianna.
Acabamos las tres en el agua y Katie comenta:
- ¿Tu hermano tiene novia?
- Bueno, tenía.
- Ves lo que te decía, Hayley- dice Dianna riendo.
-¿Que sobre que hablabais?-
- Sobre tu éxito con los tíos-.
- Jajajaj ya lo veo.
- Que vaaaa, solo unos cuantos.
- O unos muchos- dice Jess.
- Sisi, vosotras seguro que os los guardáis por ahí.- comenta Katie.
- Yo seguro ajajajajaja- dice.
-Bueno las cosas llegan cuando menos esperas...
- En tu caso las buscas y casi cada semana.
- Bueno para mí no tiene importancia, lo que quiero es evitar a tíos que me rompan el corazón como hizo Kevin.
-¿Quién es Kevin?
-Fue el chico del que me enamoré, ¿sabes?
Y me cuenta toda la historia que pasó entre ellos dos. Y entretanto se nos pasa la tarde. Jess y Katie se tienen que ir, y cuando lo hacen, me voy hacia Angelo que está mirando la tele.
-¿Tu qué con Katie?
-¿Yo? Nada, que está buena.
-Cuidado con lo que haces, hermanito. Estará conmigo todo el año así que contrólate.
-¿Y si se lanza ella?
-Eso ya es otra cosa.
-No me digas lo que tengo que hacer.
-No lo estoy haciendo. Simplemente sé consecuente de tus actos. ¿Dónde está Maxi?
-En su cuarto. Lo he ido a buscar. Mamá y papá llegarán tarde, por cierto.
-Vale.
La verdad es que no tengo ganas de cenar pero me obligo a comerme un melocotón y me voy al cuarto, donde me ducho, me pongo mi pijama y me tiro a la cama a escuchar música hasta que mis párpados se cierran.